martes, 5 de enero de 2010

Obstáculos internos

Si colocamos una piedra en el transcurso de una corriente de agua, veremos como esta no vacila a la hora de rodearla, pasar por encima si tiene la fuerza suficiente, e incluso llevarla consigo si esta le sobra. Ante el obstáculo, lo natural, como nos demuestra el agua, es seguir hacia adelante.

Bien, creo que podemos aprender algo de este fenómeno.

Podemos concebir nuestra vida como un cauce, un flujo, ya que posee principio, fin, y una dirección, que como poco es temporal e irreversible.

Aquí es donde la metáfora deja de ser válida, ya que en el devenir de nuestra vida, al igual que el de los ríos, encontramos piedras, obstáculos. Los vemos venir, aproximarse a nosotros, y a pesar de que nuestra corriente de vida tenga, en la mayoría de los casos, fuerza suficiente para colisionar con cualquiera de estos sin verse afectada en demasía, la tendencia común es evitarlo, cambiar la trayectoria, y no por una mejor, sino simplemente por otra que carezca de la barrera que acaba de presentarse.

Pero aunque cambiemos de rumbo, seguirá apareciendo en el recorrido, ya que para su avance, es inevitable asimilar su presencia, y superar lo inoportuno que esta acarrea. Está avocado a repetirse, así como la corriente lo está a encontrárselo, ya que se aloja en su interior.

Un obstáculo puede darse de muchas maneras. Se muestra como algo ajeno, un inconveniente o situación desagradable, que por azar o necesidad, surge. Pero esto no es más que apariencia, ya que la causa de que una situación se nos presente como hiriente reside en nosotros mismos.

Todo individuo alberga en sí ciertas debilidades, al igual que puntos fuertes, talentos… Aquí nos centraremos solo en las debilidades. Son cuestiones en las que, casi de manera natural, tenemos cierta predisposición a fracasar, ya que nos resultan más arduas, y fallar en su consecución nos acompleja y desmotiva en mayor medida. Son generales por comunes, y particulares por individuales y subjetivas. Cada uno las vive y afronta a su manera, ya que por lo general son muy personales.

Pero por mucha subjetividad que las caracterice, no hay nada en ellas que nos niegue la posibilidad de una mínima forma común, una estructura compartida. Y de ser así, sería factible extrapolar a partir de esta un mínimo protocolo, un sencillo método de actuación, que nos señale de manera aproximativa los pasos a seguir, sea cual sea el obstáculo a afrontar.

Tengo que aclarar que aquí solo me refiero a obstáculos internos, que aunque tengan manifestaciones fuera del individuo, no deben confundirse con las adversidades ajenas a nuestro estado interior.

Aunque siempre deba estar presente, la sinceridad para con uno mismo cobra mayor importancia si cabe en los primeros momentos. Nuestro pensamiento debe lograr que la mente reconozca la flaqueza de turno.

Como primitivo método de defensa, esta tiende a excusar toda debilidad o carencia que porte, ocultándola con razones aparentemente plausibles, pero vacías de contenido. Inconscientemente pretende evitar toda responsabilidad, exculparse de toda acusación, y para ello es capaz de crear modelos de realidad que encajen con este deseo, esto es, es capaz de representar una ficción ante nuestros ojos.

Para evitar este autoengaño es necesario que, cuando se erija en nosotros un escollo de este calibre, nos surja la voluntad de autocrítica, de comenzar un análisis o juicio que no pretenda reprochar, pero si explicar. Se trata de llevar a la práctica la idea anterior, el reconocimiento de la posibilidad de que la traba se deba a un estado interno o disposición, y no al contexto que lo envuelve.

Se trata de realizar un diagnóstico, barajando posibilidades que no resultan agradables (el desagrado que estas producen nos induce a pensar que enfocar el análisis hacia ellas es un camino adecuado).

Una vez reconocido, es necesario aceptarlo. Por aceptar entiendo aquí una asimilación, posterior al desechamiento de toda connotación negativa, de cualquier matiz que haga aflorar sentimientos de culpa, vergüenza, pusilanimidad… Estos detalles son fruto de una interpretación errónea de lo reconocido previamente, por lo que es imprescindible deshacerlos en favor del proceso.

Es común que aparezca en el sujeto la idea de que esta clase de emociones solo le acontecen a él. Esto se debe a un pesimismo congénito, que perderá aquí su fuerza cuando recordemos que estos fenómenos son algo común al hombre. Sentir que una situación así aparece en nosotros es algo ineludible para todo humano, aún teniendo en cuenta la disyunción afrontar-huir (Obviamente no contemplo la opción de huir, ya que aunque sea cobarde, perjudicial y torpe, aquí parece no necesitar análisis, al ser instintiva). Debe concebirse la debilidad como un reto a superar, como algo en lo que invertir esfuerzo, cuya conquista conllevará cuantiosos beneficios.

Una vez aceptado, llegaría el momento del análisis del obstáculo en sí, atendiendo a sus causas, manifestaciones y repercusiones.

En lo relativo a las causas, no nos queda otra opción que suponer que no son innatos, y aducir que radican en experiencias personales. No es necesario hallar el momento exacto en el que surgió en nosotros esta debilidad, ya que es probable que no responda a un único evento, sino a una sucesión de estos, que la han ido gestando.

Por manifestaciones deben entenderse aquellos contextos en los que el obstáculo hace acto de presencia. El tipo de situación en el que la debilidad se manifiesta la caracteriza, nos informa acerca del modo de inseguridad o miedo al que responde.

Las repercusiones pueden recaer también sobre los que nos rodean, y su intensidad nos informa de la gravedad y urgencia del problema, dando una aproximación de la cantidad mínima de esfuerzo a dedicar, aunque sea solo como cálculo inicial.

Ya que cada obstáculo poseerá unas causas, manifestaciones y repercusiones intrínsecas a este, la vía para superarlo será también específica. De ahí la dificultad de hablar de ellos sin entrar en ninguno en concreto.

Las causas deben ser reflexionadas, y sus detalles depurados, para lograr un análisis de la situación, y de lo que esta supuso para nosotros. Calificar el grado de impacto y asimilarlo, hacerlo nuestro. Las manifestaciones son el campo de acción, suponen el contexto real en el que, dotados con las armas aportadas por la reflexión, deben ser afrontados los obstáculos. Aquí es donde el trabajo teórico debe dar sus frutos. Las repercusiones no son más que el eco que dejan en nosotros las manifestaciones, cómo nos afecta esta dolencia, aunque se encuentre en una etapa pasiva.

Durante todo el proceso que queda tras nosotros, el obstáculo ha dejado de ser abstracto, ya que cada paso nos ha permitido profundizar en él, caracterizándolo. Todos los matices extraídos nos ofrecen un conocimiento más que suficiente como para saber destruirlo. Tras esto, solo el empeño, la disciplina y la voluntad de mejorarnos nos llevarán al éxito.

El camino de la superación no suele ser fácil, pero toda revolución personal que pretenda llegar a buen puerto debe comenzar en nuestro interior.

5 comentarios:

  1. Sublime, comparto hasta el mas minimo detalle.

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  2. Buena reflexión...

    Sabes..pienso que el principipal problema es q nuestra supuesta inteligencia de la q tanto nos jactamos nos ha alejado de la verdad..no dire q es facil superar obstaculos..porqe te mentiria..pero en verdad solo hay dos opciones..continuar o caer...los animales los saben..saben q esa es la esencia...y nosotros lo hemos olvidado...perdidos en textos y articulos de psicologos y psicoanalistas de la new age....peridos en la berborrea absurda q nos mantiene distraidos para olvidar q para avanzar hay q enfrentar primero...

    El miedo siempre va a estar...y es necesario...es lo q nos mantiene alerta...es la señal de salida...es un engaño a nosotros mismos decir q no tenemos miedo...hay q tenerlo, mirarlo de frente y superarlo...asi de simple y asi de complicado.

    Siempre...en nuestro verdadero interior conocemos la respuesta....es cuestion de tiempo q qeramos verla..cuanto antes..menor sera el moustro a anfrentar.

    Al fin al cabo siempre sera una batalla constante, pero creo q si se afronta con siceridad..se puede superar.

    Un abrazo hermano.

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  3. entendido el problema, asumido el problema,autocritica, voluntad, y superacion del asunto. ok, genial descripcion y analisis/interpretacion del fenomeno. ahora, se necesita ir aun nucleo mas radical, ¿que clase de problema es? ¿de donde viene? ¿es una preocupacion licita o vanal? y sobre todo, ¿que clase de problemas debo juzgar como valiosos para esa superacion personal de la que se habla aqui? porque no toda superacion de un problema nos lleva a ser mejores, hay problemas que son meras molestias cotidianas y hay preguntas que deben ser resueltas y no esquivadas ciertamente. ¿cuales son los problemas que de superarse nos hacen ser mas fuertes?

    hay que descender un poco mas a la profundidad.

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  4. Deberías actualizar. Vamos, seguro que tienes algo que comprartir =P

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  5. Si, lo se. Soy amiga de Dani Morales alias Lennon :)

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