miércoles, 17 de diciembre de 2008

La soledad

Concibo la soledad como la conciencia de la distancia existente entre el sujeto, y todo lo demás, algo inherente al hombre. Una realidad inexorable en cada ser humano, aunque no se manifieste de igual manera en todos ellos. Desde que nuestra vida da comienzo está vigente, y jamás nos abandona. Se nos presenta como evidente, al ser claramente reconocible, pero compleja, al mostrar diferentes facetas en la diversidad de sus manifestaciones.

La soledad puede ser una herramienta para todo aquel que sepa manejarla, ya que nos proporciona calma e intimidad, nos sitúa ante nosotros mismos. Esto facilita que nuestros sentimientos e inquietudes más profundas salgan a la luz, permitiendo que sean alimentadas y provocándonos un estado de autoconocimiento que no podría haberse dado de otro modo. Además la soledad nos muestra la prioridad de valernos por nosotros mismos, mostrándonos de manera demoledora que en todos y cada uno de los momentos de nuestra vida, si miramos objetivamente a nuestro alrededor, estamos irremediablemente solos.

En el mejor de los casos esto se nos presenta como naturaleza humana, y nos hace percatarnos de la necesidad de forjarnos una voluntad férrea a la hora de hacernos a nosotros mismos y encargarnos de mantener la firmeza en aquellos momentos de debilidad, ya que si no nos ocupamos nosotros, nadie podrá hacerlo.

Esto no significa que la ayuda y apoyo proporcionados por aquellas personas con las que compartimos un afecto mutuo sea inútil, pero señala que lo es en el caso de que no poseamos la intención de ayudarnos, dejarnos ayudar, y en definitiva, no hundirnos.

Pero la soledad tiene dos caras, y aunque antes he intentado mostrar que una de ellas es beneficiosa, esta no es la más común, ya que precisa tener conciencia de las posibilidades que plantea, y saber utilizarlas a nuestro favor.

Su otra cara se manifiesta más, y es más rica en sensaciones, aunque sean negativas. Su presencia implica la desolación del individuo, ya que al contrario de mostrarle la obligación de equiparse para la vida, lo lleva a centrarse en la sensación de abandono, en la ausencia de un apoyo que nos comprenda, nos quiera, y sobre todo, no nos juzgue. Provoca y contiene sufrimiento, del que no hablaré aquí. El dolor que provoca es contraproducente, ya que en vez de provocar una acción de concienciación o acercamiento a los demás, desemboca en un alejamiento aún mayor, lo que supone que cuanto más solo se siente uno, más sufre, y soledad y sufrimiento entran en un bucle en el que se retroalimentan, y cuanto más se desenvuelve este, más cuesta frenarlo.

En definitiva, la soledad es una característica humana con raíces naturales y sociales. Un fenómeno interior cargado de vivacidad y devastación, ante el que solo la disposición de nuestra actitud determinará si nos vigoriza, o nos atormenta.

Suerte con ella

6 comentarios:

  1. Que razon tienes, a mi no me gusta la soledad; la primera porque nadie nos ha enseñado a vivirla y la segunda porque es muy triste.
    Deseo que encuentres con quien compartir tu soledad y sigas escribiendo cosas tan bonitas y reflexivas, para las personas que te quieren y te aprecian.
    Soy Marga la amiga de tu madre.

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  2. Dos caras de la misma soledad.
    yo diría que la mas devastadora también puede enseñarnos algo. E incluso creo que puede ser un puente hacia la primera.
    Es genial tu capacidad de sintesis para este tipo de...¿sentimientos?
    Me encanta haberme cruzado contigo.
    :)
    intenta ser feliz^^

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  3. La soledad es nuestra mas intima compañera, nos hace conocernos a nosotros mismo y si sabes disfrutarla en gran parte serás feliz. Pero como dices es esta su cara más oculta y la soledad la materializamos como algo negativo.
    Para mí no hay mejor definición comparto tu misma idea.
    Te deseo una vida llena de soledad (soledad con respecto al amor) antes que vivir en la falsedad.
    Un abrazo bro.

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  4. Estoy de acuerdo contigo, concretamente cuando afirmas que la soledad nos proporciona un estado de autoconocimiento (y, añadiria yo, de autodominio). Efectivamente, en mi opinion, la soledad es el unico espacio en el que podemos orientar nuestra autenticidad. Por lo tanto, la soledad es necesaria en tanto que es un paso fundamental para constituirnos como personas individuales y particulares. Ademas, es imposible respetar y reconocer a los otros como un conjunto "yoes" que estan fuera de mi (y entablar amistades), si previamente no he pasado por esa transicion que llamamos soledad. Yo creo que soledad y apertura son sinonimos en el sentido de que van juntos porque no puede abrirse, enseñarse y darse el que antes no se tiene a si mismo. Si la soledad es el procedimiento para llegar a ser uno mismo, en la medida en que uno lo va haciendo, se produce el mostrarse. Esa interaccion permite la prolongacion del indiviuo fuera de si mismo y hace que el otro deje de ser alguien ajeno. La solitud, en terminos orteguianos, si es peligrosa: el individuo que se siente solo porque nadie es para el, porque su ser no se comunica, esta limitado en si mismo. Soledad y solitud son terminos antiteticos, la primera es deseable y la segunda es destructiva.


    Bueno feo, nos vemos en apocalipsis general II.

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  5. OLE! ....no sé quién dijo que la soledad es un tormento para quienes no la buscan, pero un verdadero paraiso para quienes saben disfrutarla!!!
    sigue deleitándonos
    con
    tus
    saberes,
    tiogrande.
    un
    beso.
    celia

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  6. Como tu bien dices,” la soledad nos sitúa ante nosotros mismos” y no podría estar más de acuerdo en lo que dices. Cuando estamos cómodos físicamente y además tenemos la oportunidad de PENSAR, hacerlo en profundidad, resolver e incluso conflictos mentales, es una de las mejores sensaciones que se puede tener. Y claro, llega un momento, en el que nos damos cuenta de que parte de nuestra vida la pasamos solos y llegando a sentirnos incluso vacios. Y es aquí cuando miramos a nuestro alrededor, y nos damos cuenta de que la mayoría de las cosas que nos rodean no son tal y como las vemos, y esto nos provoca más soledad interior. Pero, ¿de qué nos sirve contemplar todo nuestro alrededor? Como tú dices, “la disposición de nuestra actitud determinará si nos vigoriza, o nos atormenta”. Y es que si no sabemos poner límites a nuestra soledad, el mundo se nos puede venir encima y de esta forma permaneceremos en la penumbra que nosotros mismos hemos llegado a conseguir.
    (LLLLLL)

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